lunes, 5 de mayo de 2014

La Astrología del Tercer Milenio

Para todos aquéllos que no pudieron asistir a la plática gratuita sobre Astrología del Tercer Milenio que ofrecimos el día 30 de Abril en Espacio Interlomas, les transcribo la presentación para que  conozcan un poco sobre la línea que estamos trabajando en relación a esta disciplina.
La información fue escrita por Andrés Álvarez y la plática impartida por ambos.



En la antigüedad era costumbre que las consultas astrológicas se realizaban para obtener predicciones a futuro relacionadas con la salud, el dinero y el amor. Si en todo ello iba implícito algún análisis de carácter, este consistía principalmente en datos del tipo de "recetario de cocina astrológico" como por ejemplo: "Usted es Géminis, es inteligente y versátil y tiene capacidad para expresarse." Esta enumeración de rasgos estáticos de personalidad solía ser algo que el consultante ya sabía muy bien, en cuyo caso poco valor tenía lo que se pudiera obtener de semejante lectura; o también podía suceder que el consultante no se identificara de forma inmediata con los rasgos de carácter que se le atribuían y la consecuencia era que se ponía en tela de juicio la validez de la astrología.

A lo largo de los años y especialmente en el último siglo se ha producido un cambio gradual, no sólo por las razones por las que la gente consulta a los astrólogos, sino que son más amplias las inquietudes que surgen, en especial para encontrar opciones para tomar la mejor decisión. La comunidad astrológica ha tenido que ponerse a la altura de estas exigencias y ha empezado a dar forma a un tipo de astrología más de acuerdo a los tiempos presentes, mucho más creativa, firmemente arraigada a la tradición, pero adaptable a las necesidades cambiantes y cada vez más complejas de la actualidad. Consultar a un astrólogo ya no es algo oculto ni una forma de evitar las decisiones vitales. La gente está dispuesta a tomar responsabilidad de sus actos y trabajar junto con el astrólogo.


Las razones de este cambio residen en gran medida en el creciente interés que despierta el tema de la astrología. Hoy día, el astrólogo ha ido tomando el papel de lo que en su momento fue el rol del sacerdote, médico y psicólogo. El consultante ya no es simplemente un alma crédula que busca que le digan la buenaventura, ni un aspirante con inclinaciones esotéricas que se pregunta qué le pasó en su última encarnación.

Algunos de los problemas con los que la astrología ha tenido que lidiar es con el desprestigio sufrido por improvisadores y pseudo científicos que hicieron de ella un método de adivinación, y en consecuencia la redujeron a una simple especulación de oportunistas. El acento positivista que dominó el desarrollo de la ciencia en occidente, terminó por darnos una visión estrictamente materialista de la vida, de nosotros mismos y de nuestro entorno. Dentro de esta concepción el ser humano surge casi como el fruto de un accidente determinado por el azar. Inconscientemente se consideraba que nuestras propias vidas estaban sujetas a una especie de azar generalmente identificado bajo las leyendas de "buena o mala suerte" según el tipo de experiencia que nos tocara vivir. Por un lado existe la creencia de un Dios, en un "más allá" que se acepta a fuerza de una ciega fe impuesta más por la tradición y la costumbre; pero al mismo tiempo existe también un ciego aferramiento a este mundo material con el deseo concreto de no abandonarlo.


Por otro lado, recientes descubrimientos a nivel de la física cuántica y las consecuencias que se derivan de ellos, están afectando los distintos campos de la ciencia impulsando a un grupo creciente de científicos a modificar su concepto de la realidad. El Universo ya no se concibe como algo puramente material, sino más bien como un organismo altamente complejo para nuestra mente, en el que cada una de sus partes cumple una función. En este nuevo enfoque ya no existe el azar o el simple capricho de los eventos que se producen, porque con las experiencias de laboratorio se ha detectado que cada átomo y sus partes, reaccionan como si de antemano supieran de qué manera tienen que actuar. Con este precepto comprendemos que todo cuánto suceda en este vasto universo, repercute en el todo, demostrando que nada queda al azar o al simple capricho de leyes desconocidas.

Todo esto repercute en la astrología que comienza a orientarse hacia el estudio profundo de la personalidad y la salud. Esto es la astrología humanista, la astrología moderna, que más allá de predecir la situaciones que nos sucederán, considera que todo dependerá de las decisiones que cada individuo tome en su momento. La astrología sólo intenta explicarnos que como parte de un Todo, disponemos al nacer de un determinado potencial de capacidades y consecuentemente existirán una serie de obstáculos a superar, sin pretender decir cómo haremos para aprovechar lo primero y superar lo segundo. Ese "cómo" es algo que tendremos que aprender a descubrir y realizar por nosotros mismos, dejando así un amplio margen a nuestro libre albedrío.

La astrología moderna nos ofrece un mapa de ruta a fin de facilitarnos la orientación que más nos conviene en función a nuestro potencial.
Cada persona deja de ser un caso o un expediente más para ser la manifestación de una presencia superior que merece todo el respeto y como alma que trata de desenvolverse, la tarea del astrólogo es orientar con responsabilidad.
Es verdad que se nace con cierto mapa natal, con ciertas tendencias emocionales, mentales y físicas, sin embargo, las circunstancias que se afrontarán serán programadas en gran medida por lo que cada uno exprese. El trabajo de la astrología es modificar o transmutar la armonización de la carta natal a fin de que pueda manifestarse la expresión más positiva de las energías.
Es cada vez mayor la demanda de una participación total y satisfactoria con los ciclos de la vida, y la astrología puede proporcionar precisamente eso. Es indudable que es el medio más exacto y amplio para entender la personalidad, la conducta, el cambio y el crecimiento humano. Hoy en día el ser humano necesita urgentemente restablecer el contacto con la esencia de la tradición humana y con el centro de su vida psíquica, los cuales trascienden el lugar y el tiempo.

La astrología puede contribuir profundamente al desarrollo del espíritu y de la consciencia de las personas y brindar significativa ayuda al médico y al psicoterapeuta, siendo lo más importante, en muchos sentidos, la excelente contención psicológica que proporcionan al paciente. El ser humano ha emprendido lentamente el análisis de su propio "yo" desde el punto de vista psicológico de tal suerte que los descubrimientos acumulados le permiten ahora introducirse en su consciente e inconsciente y en un momento paralelo que enseña al hombre el funcionamiento de los engranajes de su cuerpo, pero que no ha sido entendido. Tan es así, que la gran mayoría seguimos confiando nuestro cuerpo y salud a los especialistas sin tratar de comprender la naturaleza de las enfermedades y el funcionamiento de su organismo en general. La experiencia nos dice que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma, que la interdependencia es perfecta y absoluta y que todo malestar en uno, afecta al otro y viene acompañado de un trastorno físico.
Es importante aclarar que el astrólogo no está habilitado para establecer un diagnóstico médico, las predisposiciones astrológicas son meramente predisposiciones, así que el astrólogo sólo puede orientar.
La astrología del futuro está enfocada a colaborar como herramienta con diferentes ciencias como, la psicología y la medicina, donde puede apoyar a encontrar el origen de una conducta o la predisposición del estado de salud de los pacientes.
Al ser humano le ayuda conocer sobre la astrología ya que puede conocer mejor el mecanismo celeste y vivir en armonía con los ciclos de su vida.
 







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